Me gusta mucho la música, pero hasta para eso soy ecléctico y no me gusta toda la música. Es más, de una vez vamos dejando en claro que hay ruidos que ni siquiera considero que sean música.
Lo anterior viene a colación porque últimamente me había dado por escuchar música en la radio durante mis trayectos de casa al trabajo y viceversa, al igual que en mi oficina. Lo hice para conocer música nueva, confiando en que el gusto de algún locutor de radio sería parecido al mío y programaría algo que fuera de mi agrado. Sin embargo, esto se volvió cada día más difícil, pues para empezar, las estaciones de FM de Morelia son muy pocas, y menos aún las que tienen buena música. Y no hay nada peor que estar escuchando a U2, The Police o The Cure, y que después te tengas que aventar una tanda de dizque canciones de Gloria Trevi, Michel Teló, Maná, Espinoza Paz o Pitbull (que ya me tiene harto porque sale hasta en la sopa). Sí, hubo estaciones que hicieron el intento y programaron otra cosa que no fuera reggaeton, banda o pasito duranguense (¿sí notaron que no les llamé música, verdad?). Pero eventualmente, supongo que por causas comerciales, terminaron sucumbiendo y programando lo que el público (o sea, el pueblo) pedía.
Lo anterior viene a colación porque últimamente me había dado por escuchar música en la radio durante mis trayectos de casa al trabajo y viceversa, al igual que en mi oficina. Lo hice para conocer música nueva, confiando en que el gusto de algún locutor de radio sería parecido al mío y programaría algo que fuera de mi agrado. Sin embargo, esto se volvió cada día más difícil, pues para empezar, las estaciones de FM de Morelia son muy pocas, y menos aún las que tienen buena música. Y no hay nada peor que estar escuchando a U2, The Police o The Cure, y que después te tengas que aventar una tanda de dizque canciones de Gloria Trevi, Michel Teló, Maná, Espinoza Paz o Pitbull (que ya me tiene harto porque sale hasta en la sopa). Sí, hubo estaciones que hicieron el intento y programaron otra cosa que no fuera reggaeton, banda o pasito duranguense (¿sí notaron que no les llamé música, verdad?). Pero eventualmente, supongo que por causas comerciales, terminaron sucumbiendo y programando lo que el público (o sea, el pueblo) pedía.
Y así tienen que me descubrí de nuevo escuchando noticieros. Pero con eso de que ahora también hay que escuchar una y otra vez los mensajes, deprimentes por cierto, de los candidatos a algún hueso en el gobierno, terminé por regresar a escuchar mi música de siempre; almacenada en mi iPod touch que me ha resultado más fiel que Sancho Panza a Don Quijote.
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